Leopoldo Maldonado
Si esta forma de votar pasa como “exitosa”, mañana se podrá justificar lo mismo en elecciones legislativas o presidenciales. De esta manera, el espíritu antidemocrático ya acecha lo único que había quedado en pie después del Plan C: el sistema electoral.
Los ojos de la comunidad internacional deben estar puestos en este momento clave en El Salvador. Ruth López debe ser liberada de inmediato, las amenazas contra El Faro deben cesar y la represión contra quienes protestan pacíficamente debe parar. La Ley de Agentes Extranjeros debe ser derogada antes de que termine de destruir el espacio cívico salvadoreño. También es urgente poner fin a un régimen de excepción que ha dejado en la zozobra a miles de familias.
Escuchar es sólo el primer paso. Lo que sigue es ajustar el contenido de la Ley para que esté a la altura de las obligaciones constitucionales e internacionales de México. La ciudadanía, las organizaciones especializadas y los organismos internacionales han hecho propuestas viables. Incorporarlas es una señal de voluntad democrática.
#TelevisaLeaks debe ser un punto de inflexión. No se trata sólo de castigar a los responsables, sino de desmantelar de una vez por todas el viejo pacto entre poder y medios. Un pacto que ha silenciado verdades, destruido carreras, manipulado elecciones.
Lo que dijeron Botero y Kaye no es una exageración. Es una radiografía clara de hacia dónde vamos si no se detienen ciertas decisiones y tendencias. Y no, no son voces que vienen a atacar al Gobierno, sino a defender derechos que nos pertenecen a todos y todas: libertad de expresión, justicia independiente, información pública y prensa libre de miedo.
No se trata de glorificar la violencia ni de negar los impactos que pueden tener ciertas narrativas, pero sí de exigir un debate serio. Si el Estado quiere demostrar que está del lado de la ciudadanía, que empiece por garantizar justicia, no por controlar canciones.
La crítica pública no es sinónimo de “ataque”, sino de compromiso con una democracia más madura. Defender la información, garantizar la transparencia y proteger a quienes informan es, al final, defender el derecho de toda persona a saber, a decidir y a participar.
La democracia no muere de un día para otro. Se va apagando cuando normalizamos el silencio, cuando dejamos de preguntar, cuando nos convencen de que es mejor no saber. Este informe es un acto de resiliencia frente a ese apagón.
La desaparición del INAI no sólo deja un vacío institucional, sino que también revela una profunda descomposición interna.
Sólo a través de un compromiso genuino con la verdad y la justicia se podrá honrar a las víctimas, y brindar paz a sus familias. Sólo así esta sociedad desgarrada podrá curar sus heridas. Sólo así seremos viables como país.
Un Estado que sólo reacciona cuando el horror se vuelve innegable es un Estado cómplice. Ahora nos toca como sociedad exigir justicia, verdad y memoria. Sin ello, Teuchitlán no será el último hallazgo macabro que nos sacuda.
La eliminación del INAI no sólo pone en riesgo la garantía efectiva de los derechos humanos, sino también el espacio cívico, la participación ciudadana, y los procesos de verdad, memoria y justicia.
"La falta de un organismo independiente especializado en la protección de datos personales deja a la ciudadanía sin mecanismos efectivos para la protección de su privacidad".
"La transparencia de la información y la claridad de las reglas son fundamentales en cualquier proceso electoral".
"La estigmatización de las víctimas no es un error ni mera negligencia, es intencional".
"Al etiquetar a los palestinos -lo mismo que a los migrantes- como una amenaza, se pretende legitimar su desplazamiento forzoso y la reconfiguración territorial sin su consentimiento".